El Señor en Su misericordia atrajo para salvación al hermano Eduardo Ortega y a su esposa Guadalupe Masako Tanaka, mientras vivían en la ciudad de Hermosillo. Ella era originaria de Hermosillo, Sonora pero de ascendencia japonesa. Juntos como matrimonio decidieron ir a vivir a la ciudad de México, lugar de origen del hermano Ortega en donde vivieron durante cuatro años; mientras vivían ahí el hermano se dedicaba a la odontología. En cuanto a las creencias del hermano Ortega, él era un fiel católico quien trataba de cumplir con lo que la iglesia le exigía. En el año de 1975 llegaron a Hermosillo; en su primer año en la ciudad puso su consultorio y tuvo muy buena respuesta. Sin embargo, tiempo después las cosas empezaron a ir mal, al grado de solo tener para pagar la renta de la casa y del consultorio, pero sin alcanzar a cubrir los gastos para los alimentos. Llegados a este punto, unos conocidos de su esposa le comentaron acerca de una plaza ubicada en Carbó, Sonora para que él pudiera ir a trabajar; ellos siguieron el consejo y decidieron abrir un consultorio en aquel lugar. 

Providencialmente, la primera familia que conocieron eran cristianos, quienes les trataron de una manera muy cordial. El hermano Ortega resalta que, a pesar de que las creencias de ellos eran diferentes a la de él y su esposa, sus conversaciones tenían coherencia con lo que practicaban en su vida cotidiana. 

Además, la hermana siempre le recalcaba que leyera la Biblia, algo que el hermano comenzó a hacer. Así mismo, una hermana llamada Lidia le dio dos libros que le ayudaron al hermano en comenzar a leer su Biblia. De esta manera el hermano mientras leía el libro de Apocalipsis, por la gracia de Dios decidió creer en Cristo. Después, el hermano fue a visitar al pastor y le contó lo que le había sucedido el viernes por la noche. El pastor le leyó Juan 3:16 y el hermano Ortega pudo entender la posición de Dios, verse a la luz de Él y la necesidad que Él tenía de Cristo. Su esposa y él comenzaron a tomar un discipulado, y mientras su esposa estudiaba el libro de Romanos ella también se convirtió a Jesús; tiempo después sus hijos también fueron salvos. Al hermano le pasaron dos cosas muy significativas después de ser salvo. En primer lugar, él sintió que sus ojos fueron abiertos, que ahora podía ver con claridad y nitidez lo que antes no veía. Y en segundo, el hermano vio la providencia de Dios en cómo ellos tuvieron que salir de la ciudad de México, e instalarse en Hermosillo para que después pudieran conocer a Jesucristo como su único salvador. En la actualidad sigue sirviendo en la Iglesia Bautista Cordero de Dios en el área de las finanzas, discipulando a hombres en centros de rehabilitación, entre otros.